dilluns, 15 de gener del 2007

El ´casal´ que salvaguardó la cultura catalana

El ´casal´ que salvaguardó la cultura catalana
El Orfeó Català de México, que acogió a los refugiados republicanos españoles, cierra los actos de su centenario
JOAQUIM IBARZ
Mientras otros centros regionales rechazaban a sus paisanos por 'rojos', el Orfeó acogió a todo el mundo
El Orfeó Català de México culmina las celebraciones del centenario de su fundación con el reconocimiento histórico de haber sido una de las instituciones que en los años más negros de la represión franquista posibilitaron la supervivencia de la lengua y la literatura catalanas. El casal aglutinó a cientos de intelectuales y artistas del exilio republicano, que crearon 80 revistas y editaron más de 200 libros. El último acto fue un concierto de la coral del Orfeó en la prestigiosa sala Nezahualcóyotl. Un millar de personas asistieron a la representación de La nit de Nadal,del compositor Lamote de Grignon, que por primera vez se pudo escuchar en México en su idioma original. Desde su fundación, el Orfeó ha contribuido a dar continuidad a las instituciones y las publicaciones catalanas. En 1939 fue el único centro español que acogió a los refugiados republicanos. Desde el primer momento les dijo que eran bienvenidos a la casa común de los catalanes. No sólo les abrió las puertas de par en par, sino que también les ayudó a establecerse y a conseguir casa, trabajo y servicio médico. Los centros regionales de Galicia, Asturias, Andalucía, Castilla, León, etcétera rechazaron a sus paisanos por rojos y les vetaron la entrada a sus locales. Ante tal hostilidad, los exiliados fundaron agrupaciones identificadas con el ideario republicano, como el Ateneo Español. Martí Soler Vinyes, gerente editorial del Fondo de Cultura Económica, subraya que los socios del Orfeó acogieron a los refugiados "con estima", ofreciéndoles el casal para que "pudieran expresarse y encontrarse". August Pi i Sunyer, Avel · lí Artís i Balaguer, Pere Calders, Tísner, Jaume Serra Hunter, Pere Bosch Gimpera, Lluís Nicolau d´Olwer, Jaume Aguadé, Víctor Alba, Salvador Armendares, Lluís Aymamí, Agustí Bartra, Josep Carner, Dalmau Costa, Duran D´Ocón, Pere Foix, Josep M. Francès, Eduard Nicol, Riera Llorca, Joaquim Xirau y Joan Sales fueron algunos de los intelectuales que frecuentaron el Orfeó. Xavier Torroja, presidente del casal,declara que la mayoría de los intelectuales catalanes que llegaron a México se incorporó de inmediato a las actividades del centro. "A pesar de sus diferencias políticas, escritores y artistas confraternizaban en el local. El Orfeó facilitó la fundación de revistas y editoriales". Josep Ribera, ex presidente del casal,recuerda que la sala de reuniones del Orfeó fue bautizada como la ONU por las fuertes discusiones que sostenían intelectuales que aun en el exilio mantenían enconadas disputas ideológicas. "Seguimos llamando la ONU a la sala principal". "El Orfeó representaba a la colectividad catalana, como se puso de manifiesto en la designación de Josep Tarradellas como presidente de la Generalitat en el exilio", señala Ribera. Aunque los diputados lo eligieron en la embajada de la República Española en México, los trámites, la preparación previa y la celebración del nombramiento se hicieron en el Orfeó. En el libro L´Orfeó Català de Mèxic, Miquel Martí i Soler recalca que con el arribo de los intelectuales republicanos, el casal se convirtió "en el lugar más privilegiado del mundo para preservar y dar a conocer la cultura catalana". Albert Manent, autor de La literatura catalana a l´exili, dice que "gracias a las publicaciones en México, muchas a la sombra del Orfeó Català, se salvó un periodo de silencio y de intento de genocidio cultural".
Cuando desde ciertos medios no dejan de acusarnos de todo tipo de cosas resulta curioso que la realidad demuestra que en momentos de dificultad somos precisamente los catalanes quienes hemos ayudado a personas que ni sus propios paisanos los querían. Ver que incluso entre los exiliados hacían diferencias y negaban apoyo mientras los casals catalans acogían a todos, sin importar su origen o sus ideas. Es la diferencia que hay entre un pueblo acostumbrado a acoger a todo el mundo incluso en los momentos difíciles y otros pueblos en que te exigen adhesiones inquebrantables.